Ya se perdió casi todo,
se perdió esa percepción
con la que ves a los mayores.
Ese espíritu bondadoso,
que te dejaba los bolsillos
vacíos de canicas
a la hora de jugar.
Esos deseos de ser útil,
a todo el mundo
habido y por haber.
Ese compañerismo y amistad,
que soñé para siempre
y se desvaneció quizás por azar.
Esa pureza,
en la inocencia
de nuestra primera edad.
Ese amor infinito,
y casi espiritual
que nuestras mentes
confabulaban
para un futuro irreal.
Quiero ser niño otra vez
y dejar rienda suelta
a mi instinto natural.
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