Viniste a mi mente
como una ráfaga de aire a la orilla del mar,
golpeando mi cuerpo desnudo y un tanto maltrecho
que en el transcurso de los años hizo mella palpable
de lo irremediable que está por venir.
Me pillas por sorpresa, como casi siempre.
Tú y mis pensamientos.
Perturbándome el horizonte curvo que me devuelve a Ti.
De repente escucho ese susurro de la gente que mal brota del silencio
y que la época estival alimenta una vez más en playas, lugares naturales y donde se reúnan grupos al azar.
Como si se tratase de una jauría de bestias hambrientas
deseosas de desfogarse en algo.
Quizás de ese calor que caracteriza el momento.
Son voces prematuras y de timbre quebrado e irritante.
Y vuelve esa brisa de aire a la orilla del mar,
y emerge tu recuerdo como si fuera la más exquisita y sublime de las poesías.
Y a lo lejos, muy a lo lejos siempre está latente como el devenir de las olas.
Perturbándome el horizonte curvo que me devuelve a Ti .
No hay comentarios:
Publicar un comentario