Y tú posees los instrumentos más preciados,
más perfectos de toda la creación
matemática y cuántica interestelar.
Tu compas mece mi mirada al verte caminar
y pensarte me provoca vértigo.
Ese paso firme, sólido y sin titubear
que un día la vida te enseñó a soportar
entre la irremediable gravedad y sistema gravitacional.
Eres mi cosmos, mi constelación.
Tus caderas guardan ese equilibrio pendular
que oscila ligeramente de un lado al otro
del universo conocido.
Tus brazos dos saetas.
Tus senos dos galaxias
que invita a ser colonizadas,
libar del néctar de ellos es como contemplar
a la Brugmansia cándida
en todo su esplendor.
Tus ojos son nebulosas de hélice,
Hechizantes
Reparadores
orillas de paz
praderas de confort azotadas
por el viento atemporal.
Eres mi campo gravitatorio.
Tu, zona finita
donde ni siquiera
mi partícula más elemental
puede escapar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario